El deporte también jugó un papel esencial en mi cruzada diaria. Mi experiencia deportiva me ha ayudado mucho en el tratamiento.
De entre las muchas maneras que existen de conocer la cultura y la historia de un continente, subir a la cima de su montaña más alta puede que no sea la más convencional, pero sí la más apasionante. El Monte Kilimanjaro (5.895m), es parte fundamental de la leyenda de África, así como uno de sus símbolos más emblemáticos. La ascensión de la denominada “montaña brillante”, es un viaje en el que uno se adentra en el corazón del extraordinario continente africano.
El Reto Pelayo Vida Polar’2015 contra el cáncer, en su primera edición, tiene como prueba la ascensión de la denominada “montaña brillante”, es un viaje en el que uno se adentra en el corazón del extraordinario continente africano. Durante el camino hasta su cumbre nuestras expedicionarias tendrán el privilegio de escuchar los latidos de ese corazón a través de la tribu de los Chagga, habitantes de sus tierras bajas; de atravesar hábitats de todo tipo como, bosques, desiertos y zonas alpinas, pudiendo admirar su gran diversidad de flora y fauna, así como de poder contemplar uno de los últimos glaciares de África. Como colofón final, un amanecer desde el punto más alto del continente con la sabana en el horizonte y el gran Valle del Rift a sus pies. Una experiencia única e irrepetible. Vivencias que quedaron grabadas en las mentes y en los corazones de estas cinco mujeres, y que merecen la pena ser vividas una vez en la vida.
El Reto Pelayo Vida nos introduce en el fascinante mundo de los deportes de montaña desde una óptica muy personal, la de cinco mujeres que han padecido la enfermedad y nos cuentan, ascendiendo a la cima del Kilimanjaro, como la motivación, las ganas de vivir y la superación personal fueron clave durante el proceso de su recuperación. Para ello la expedición tiene como fin divulgar los beneficios de realizar ejercicio físico durante y después del tratamiento de cáncer de mama; promover la realización de revisiones periódicas como vía para la detección precoz; muestra de reconocimiento hacia todas las mujeres que se enfrentan a esta dura enfermedad; y dar un mensaje de esperanza y de autoestima: la curación es posible y compatible con una buena calidad de vida.
El deporte también jugó un papel esencial en mi cruzada diaria. Mi experiencia deportiva me ha ayudado mucho en el tratamiento.
La preparación y experiencia psicológica de la escalada de las grandes montañas del Himalaya, tiene bastante parecido a una larga y complicada enfermedad.
Las medicinas pueden curar nuestro cuerpo pero qué ocurre con las heridas del alma.
El fin de semana anterior de la operación estaba en la montaña y me prometí a mí misma que volvería a estar en ella.
Cada día transcurrido desde el momento de la intervención lo viví como un día menos que faltaba hacia mi recuperación, y me aferré a este pensamiento positivo.
Ex jugador del Real Madrid de baloncesto, su primer contacto con la montaña tuvo lugar en las Dolomitas en el año 2001, siendo todavía jugador profesional de baloncesto. Fue un amor a primera vista y supo desde aquel momento que su vida estaría ligada a ellas para siempre. Sentía que escondían algo diferente y especial, y quería descubrir que era.