Me di cuenta de que solo tenía una vida cuando el cáncer me dió esta segunda oportunidad. Aprendí a priorizar lo realmente importante y a sonreír por cada buen momento.
Anna, 45 años, cáncer de útero
Nacida en Valencia
Periodista
Cinco mujeres que han padecido cáncer viven la aventura de los hielos patagónicos en esta novena edición del Reto Pelayo Vida. En esta ocasión se adentrarán en el inhóspito campo de hielo patagónico sur, la tercera extensión helada más grande del mundo tras la Antártida y Groenlandia, escenario del Reto Pelayo Vida Polar 2017; la mayor de todas las de carácter ‘no polar’ y situada en los Andes patagónicos, en la frontera entre Argentina y Chile. 350 km de largo y casi 16.800 kilómetros cuadrados de puro hielo y roca, en donde nuestras cinco expedicionarias deberán superar una dura marcha de diez días y 70 kilómetros hasta llegar a la ladera del «nunatak» del Cerro de Gorra Blanca (2920 m.) Su nombre viene dado por la formación de nieve y hielo de su cumbre, asemejándose a una gigantesca ‘gorra blanca’. En 1984, los alpinistas italianos Gino Buscaini y Silvia Metzeltin realizaron la primera ascensión a la cumbre. 39 años después, nuestras cinco expedicionarias lo intentarán de nuevo.
La Patagonia es el hogar de los campos de hielo más grandes del hemisferio sur fuera de la Antártida, y sus 49 glaciares se encuentran entre los de mayor movimiento en el mundo. El Campo de Hielo Patagónico, la mayor masa de hielo del Hemisferio Sur es considerablemente más masivo de lo esperado, y alcanza 40 veces la de los Alpes. Las cinco elegidas para esta novena edición deberán recorrer más de 70 kilómetros a lo largo de la placa de hielo continental sin ningún tipo de asistencia exterior y alcanzar entre fuertes vientos helados la ladera del ‘nunatak’, pico montañoso que se encuentra rodeado de un gran campo de hielo, del Cerro de Gorra Blanca.
Durante 11 días, las expedicionarias tienen previsto alcanzar el llamado «refugio de Piedra del Fraile» situado a 6 kilómetros de la base. Al día siguiente llegarán al Glaciar Marconi, con magníficas vistas del cordón montañoso del ‘Fitz Roy’ y la aguja ‘Pollone’ en una dura marcha de casi 10 kilómetros en ascenso. Al día siguiente la columna atravesará el Paso Marconi hasta alcanzar el «refugio de Gorra Blanca». A medida que ascienden se encontrarán avanzando a lo largo de la línea fronteriza entre Argentina y Chile. Hacia el oeste comienzan a aparecer diferentes grupos de montañas esparcidas en la enorme masa de del campo de hielo sur y grandes laberintos de grietas en las zonas de cambios de pendiente. El «Circo de los Altares», será una importante escala de la expedición para cambiar de rumbo hacia el norte y llegar nuevamente y antes de la noche al «refugio de Gorra Blanca».
Ese día será el más importante de la expedición, ya que esa jornada será la del ataque a la cumbre del Gorra Blanca, final del Reto Pelayo Vida 2023. Desde el refugio ascenderán 1300 metros hacia la cima caminando con raquetas al inicio y cambiando por crampones a medida que la pendiente se hace más pronunciada y la nieve da paso al duro hielo. Nuestras cinco montañeras podrán desplegar la bandera del Reto en la cumbre patagónica.
El Reto Pelayo Vida Patagonia contra el cáncer, en su novena edición, tiene como fin divulgar los beneficios de realizar ejercicio físico durante y después del tratamiento de cáncer escalando y atravesando una de la tercera más grande extensión de hielo del mundo.
Nos encontramos en una zona privilegiada del planeta, elevados sobre la planicie del Campo de Hielo y descendiendo gradualmente durante varios kilómetros hasta llegar frente al cerro Marconi norte. Luego la travesía transcurre sobre un terreno plano con algunas grietas profundas que se interponen en el camino. El objetivo es acampar en uno de los lugares más especiales de la Patagonia, el Circo de los Altares, a 1300 metros sobre el nivel del mar y justo frente al cerro Torre y Fitz Roy.
El objetivo de esta novena edición del Reto Pelayo Vida es ascender el Cerro “Gorra Blanca” (2920 m), conquistado hace tan solo 39 años y que se encuentra cercano al «Paso Marconi», límite con Chile y puerta de entrada al Hielo Continental. Este ‘nunatak’ fue conquistado hace tan solo pocas décadas debido a su dificultad, en especial por los fuertes vientos que azotan desde la zona chilena.
Desde el siglo XVI, esta solitaria región del mundo ha atraído a viajeros, exploradores y aventureros. El primer europeo en divisar esta gigantesca masa de hielo fue el español Juan Ladrillero, quien al mando del buque «San Luis», el 4 de diciembre de 1557, avistó un gran glaciar. El hallazgo habría ocurrido al internarse la embarcación en esta latitud por uno de los numerosos fiordos de la Patagonia occidental, el actual «seno Eyre». En la misma travesía Ladrillero volvió a aventurarse por diversos canales, volviendo a encontrarse hasta en tres ocasiones con los glaciares de los hielos continentales, y a los que bautizó con el nombre de «Sierra Nevada».
Los campos de hielo fueron estudiados por primera vez en 1943 luego de investigaciones fotográficas aéreas realizadas por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) a petición del gobierno chileno. Posteriormente se realizaron algunas expediciones; siendo dirigidas, principalmente, por exploradores de diversos países. En febrero de 1952 se realizó la «Expedición argentina al Hielo Continental», que consiguió llevar a cabo el primer cruce este-oeste a través del Paso Marconi hasta el fiordo Exmouth. En el año 2003 el noruego Boerge Ousland y el suizo Thomas Ulrich realizan una travesía norte sur, sin abastecimiento exterior y utilizando velas para propulsar los trineos, superando la falla Richter y saliendo del hielo en el sector del glaciar Pingo.
El «Reto Pelayo Vida Patagonia 2023», será la primera expedición en la placa de hielo continental llevada a cabo por un equipo formado única y exclusivamente por mujeres supervivientes de cáncer.
Me di cuenta de que solo tenía una vida cuando el cáncer me dió esta segunda oportunidad. Aprendí a priorizar lo realmente importante y a sonreír por cada buen momento.
Nacida en Valencia
Periodista
El cáncer me ha hecho ser muy consciente de la finitud de la vida, la importancia infinita de vivir el momento presente, lo vital que es pasar tiempo con aquellos que quieres, tu familia elegida... Aceptar que a veces uno no puede solo y que, bendita suerte la nuestra, tener a esas personas maravillosas cerca, sosteniendonos cuando ni una misma podía.
Nacida en Madrid
Enfermera
El cáncer llegó a mi vida arrasándolo todo, como un tsunami, pero comprendí que la vida son momentos y que, a veces, lo imposible se hace posible. Me pidió frenar y me hizo apreciar el paso del tiempo, observar cómo crecían las líneas en las manos de aquellos que me las tendían y no retrasar un "perdón". Pero sobre todo, me hizo entender que no hay que esperar a estar bien para ser feliz.
Nacida en Teruel
Maestra de educación especial, infantil y primaria
El cáncer me puso los pies en la tierra, aprendí a valorar el tiempo y las pequeñas cosas que nos encontramos en el camino. Nunca dejé que el miedo me derrumbase y, ahora, me considero una auténtica disfrutona de la vida. Estoy aquí para vivir y comerme el mundo.
Nacida en Reinosa
Enfermera
El cáncer me ha hecho apreciar lo necesario que es aprender a disfrutar de la vida. Cada instante es un regalo.
Nacida en Madrid
Arquitecta